En este blog aparecen algunas imágenes que encuentro por internet que,normalmente, son acompañadas del nombre de su creador. Sólo intento transmitir mi amor por el Arte, pero si alguien no quiere que aparezcan sus imágenes aquí sólo tiene que decírmelo e inmediatamente serán retiradas.

lunes, 10 de enero de 2011

CRISTINA CAÑAMERO Y SUS NINFAS

Artista malagueña nacida en 1970, Cristina Cañamero es licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Granada, en la especialidad de pintura. Desde el año 1993, sus obras están presentes en multitud de exposiciones, tanto colectivas como individuales, de las que hay que destacar su presencia en varias ediciones de ARCO. Destaca como artista figurativa, heredera de las mitologías del arte pop por sus colores planos y el dibujo bien definido, dejándose seducir por el simbolismo tanto en las figuras como en los objetos.
En el presente trabajo, vamos a introducirnos en una de las obras que he encontrado con más contenido reivindicativo, y en la que no sólo no prescinde de la belleza estética, sino que se puede considerar otro elemento más para el completo entendimiento y disfrute de la obra. Se trata de Artículo de regalo, un collage que forma parte de una serie de trabajos en los que, sobre una fotografía, sacada de revistas o de internet, realiza una transformación de la imagen primigenia, mediante retoques de color y otros materiales. En esta obra, Cañamero representa a una muchacha joven, de rasgos asiáticos y desnuda, en una postura más que sugerente, y sólo tapada levemente con una cinta roja que parece envolver su cuerpo.
La mujer es exhibida y ofrecida como regalo al que mira, como dice Laura Mulvey, “con su apariencia fuertemente codificada para causar un fuerte impacto visual y erótico”. Siguiendo a Mulvey debemos diferenciar entre dos receptores diferentes de la imagen: "el placer de mirar se encuentra dividido entre activo/masculino y pasivo/femenino". De esta manera, si el espectador es una mujer, se puede identificar con la imagen desde un punto de vista lacaniano, generando el sujeto fascista de Foster, “acorazado contra la otredad interior” (la sexualidad en este caso), al mismo tiempo que despierta antiguos discursos feministas preocupados por los abusos sexuales, que artistas como Ana Mendieta ya trabajaron en los años 70. Si por el contrario, el espectador es un hombre, aparece el “placer de la mirada” mediante la observación de otro, “el espectador en contacto escoptifílico directo con la forma femenina exhibida para su placer…puede obtener control y posesión de la mujer en el interior de la diégesis”. La mujer se exhibe de esta manera, como un objeto erótico y como un fetiche, donde entra en juego la problemática del inconsciente masculino ante la amenaza de castración, estudiado por el psicoanálisis.
El tema de la mujer-objeto, empezó a tratarse por las feministas después del famoso mayo del 68, “dando forma estética al credo de lo personal es político”, como defiende Nina Felshin en sus reflexiones. En la última generación, a la que Cristina Cañamero pertenece, el discurso feminista se ha ampliado a mujeres de otras razas y otros continentes, en los que además los derechos humanos son deficitarios. Visto así, Artículo de regalo cobra una nueva dimensión reivindicativa. La protagonista de la imagen es una joven de rasgos asiáticos, lo que nos traslada a cientos de imágenes que vemos en los medios de comunicación acerca de abusos que sufren principalmente las mujeres con la “trata de blancas” y la explotación sexual. Como ocurre con La proyección sin hogar de Wodizcko, Cañamero “fantasmagoriza” a estas jóvenes empujadas a la prostitución, mostrándonos un ejemplo estetizado, de manera que produce un bloqueo en nuestra percepción de esa realidad, a la que por otra parte tan acostumbrados estamos, convirtiendo nuestro sistema sinestésico en anestésico, lo que Susan Bück-Morss llamaría “la estética anestésica”. Asimismo, al ser la reproducción de una reproducción, manipulada además con los añadidos, se produce una “relación aurática” entre obra y espectador, de manera que se produce lo que Benjamin llamaba una inaccesibilidad, alejando aún más si cabe la realidad aquí representada del observador.
Esta exhibición de la fantasmagoría que suponen la prostitución y el proxenetismo, nos llevan también a recordar a Ranciére cuando dice: “este derecho absoluto del sin derecho, sólo puede ser ejercido por un otro”; de manera que el artista, Cañamero en este caso, se convierte en instrumento político-social: “el poder social ya no actúa a base de disciplinar las conductas sociales sino que lo hace a través de una penetrable difusión de automatismos cognitivos”. Por ello, reincide en el tema de la mujer como objeto en otras de sus obras, como son Callada (de la misma serie de collage) o la serie Telescopio para onanistas.
En definitiva, la obra de Cristina Cañamero, aún concebida en el s. XXI, todavía denota las preocupaciones que empezaron a atisbar en el arte de las mujeres de los años 70; como dice Nina Felshin: “lo que empuja a los artistas activistas es la necesidad de establecer relaciones y mecanismos desde dentro de la comunidad para ayudar a asegurar el impacto a largo plazo de su trabajo”. De esta manera, aunque el tiempo pasa y la sociedad cambia, se siguen produciendo estas “micro-resistencias”, que “no están a favor o en contra del individuo, pero si son luchas en contra del gobierno de la individualización”, como bien señala Foucault.

1 comentario:

  1. !Hola, Sonia!. He leído tu comentario sobre mi obra y no puedo más que darte las gracias por dedicarme todo ese esfuerzo. También aprovecho para invitarte a mi exposición, que se inaguró el viernes en Arte 21 de Córdoba.
    Lo dicho, muchas gracias

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